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-Capitulo 4: Recuerdos-
Author: Mod Licad / Etiquetas: 1.4- Capitulo CuatroEs hora, la veré pronto... Fue lo ultimo que escucho antes de entrar al Laberinto, Dan había caminado durante mucho tiempo, con exactitud era imposible decirlo, pues dentro de ese gran lugar no existía el tiempo humano. El Lugar era inmenso, y tras mucho caminar, el aprendiz de guerreo, se detuvo y sobre un muro recargó su cuerpo, para después observar lo que llevaba en el costal; una costal mágico, dentro existía hasta 10 veces el tamaño real del objeto de viaje, dentro encontraba: Un arco y 10 paquetes de flechas, un par de dagas simples, una cadena y unas 7 cuchillas de diferentes tamaños. Nada de comida ni bebida pensó antes de que una sacudida del lugar lo hiciera levantarse de inmediato y ponerse atento.
Los muros caían, otros se alzaban, una luz resplandeció fuertemente y al ceder el resplandor, todo era diferente a como antes del evento.
-¿El laberinto cambia? -se dijo confundido, acto seguido se reafirmo la cuestión- Si, el laberinto cambia.
Una pequeña luz brillo en el muro que se encontraba al final del pasillo a su derecha. Sin dudarlo dos veces corrió hacia el lugar, pero antes sacando del saco una cuchilla -lo primero que alcanzó con la mano- y prosiguió a su investigación. Al llegar encontró en el muro unas inscripciones que brillaban.
La joya más bella, de inmensurable valor, su belleza resplandece más que el sol. Su calor no se compara pues nace de su corazón, sin dudarlo la causa de la humanidad yace en sus hombros pues es la piedra angular de toda civilización.
-Madre... -dijo el joven aprendiz- solo eso, describe a la madre...
El joven no pudo evitar sentir nostalgia de su hogar, de su madre, pues pese a haber estado fuera de casa un par de días, seguía teniendo 14 años...
-Mi madre, desde pequeño me inculcó el valor, me mostró el amor, me entrega su vida día a día, tantos desvelos, tanto sacrificio, tanta entrega y amor por mi... tantas veces que jugamos, se enojaba conmigo, comidas y festejos, inclusive me daba mis regaños y coscorrones -dijo sonriendo- ella siempre me ha apoyado, inclusive cuando decidí no estudiar para la diplomacia. Ella siempre me espera con sus brazos abiertos, y aun mas abierto, su corazón... Cuando regrese ella me recibirá junto a mi padre... Yo lo sé...
Colocó una mano para recargarse sobre el muro y este se iluminó de un color azul claro, miles de escritos de una lengua extraña empezaron a aparecer en aquel muro mientras todo se ´transformaba de nuevo, esa luz resplandeció nuevamente y ahora un nuevo camino se abría paso hacia el centro del lugar...
Este capitulo es dedicado a las Madres, un saludo y un abrazo...
Madre... Te amo...
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